¿Ciclista urbano? Muebles de diseño para guardar tu bici en casa
El ciclismo urbano ha dejado de ser una moda. Recorrer el trayecto a la oficina, colegio o supermercado sobre dos ruedas se ha convertido en una pasión que cada vez comparten más personas.
Ámsterdam, Berlín, Londres o Eindhoven, localidad en la que incluso han construido una enorme rotonda flotante para los ciclistas, son algunas de las urbes ‘bike friendly’. Sevilla, San Sebastián y Vitoria figuran entre las ciudades más adaptadas a este medio de transporte en España.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando regresas a tu hogar con tu bicicleta bajo el brazo? Seguramente, el día que te la compraste te diste cuenta de las dificultades para acogerla en tu hogar y te percataste de que no encaja con la decoración de tu domicilio. Por eso has acabado arrinconándola detrás de una puerta o exhibiéndola colgada en la pared cual obra posmoderna.

Al diseñador chileno Manuel Rossel también le faltaba espacio en su casa para guardar su bicicleta. Movido por su inquietud por hacer realidad las líneas y formas que aparecen en su mente, creó un primer prototipo de mueble que permitiera integrar una bicicleta en 2013.
Rossel trabajaba en la Leñería de Santiago de Chile, un centro comunitario en el que conviven varias empresas. Enseñó a otros jóvenes aquel dibujo y todos mostraron su entusiasmo por ese funcional mobiliario que había diseñado para encajar en la madera el medio de transporte que ha vuelto a ponerse de moda en el siglo XXI. Cuando vio el primer prototipo fabricado, se dio cuenta de que funcionaría.



Ahora, vende una completa línea de muebles para los amantes del ciclismo urbano, desde pequeñas mesas a escritorios, banquetas o sofás, en los que las bicicletas tienen su propio espacio. Rossel cuida hasta el último detalla e incluso fabrica cada pedido teniendo en cuenta la altura de la persona y el tipo de bicicleta que utiliza.
Decidió llamar a su marca Chol1, en honor a las planchas de madera Cholguán, una antigua marca chilena que se popularizó por el asequible precio de sus productos. Al mismo tiempo, quería rendir tributo a los grafitis callejeros en los que el nombre del autor se acompaña con un ‘1’, destacando que son el ‘number one’. Si sus muebles invitan a huir de la vida sedentaria, ¿por qué no hacer referencia en el propio nombre de la marca al arte que se crea en las calles?
Las imágenes de este artículo han sido cedidas por Manuel Rossel.








